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sábado, 4 de junio de 2022

Quizás... Eran imaginaciones suyas

 Blog / 

domingo, 28 de febrero del 2010 a las 22:30


Miraba la pantalla con los ojos nublados por las lágrimas que caían como gotas de rocío sobre su pecho sin que ella hiciera nada para evitarlo, ni siquiera se daba cuenta de que le caían, tan solo de vez en cuando se limpiaba con el dorso de la mano los ojos con un movimiento mecánico, sin vida. 

Por su mente cruzaban mil pensamientos distintos, estaba cansada, harta de esa vida inútil que se había creado ella sola, se sentía atrapada en un mundo en el que no era feliz, pero que no sabía como cambiar. Oía en su cabeza la discusión mantenida hacía poco rato una y otra vez, esos gritos que según su marido eran imaginaciones suyas porque él no le gritaba, y ella se preguntaba: ¿Me estaré volviendo loca? Quizás si, quizás ella imaginaba que él le gritaba delante de otras personas y no era así, pero sino era así ¿Por qué cuando esto ocurría los que estaban a su alrededor agachaban la cabeza? o como hoy que estaba su madre presente ésta defendía a su hijo como si ella le hubiese hecho algo ¿Tampoco esto era real?... Quizás... Eran imaginaciones suyas. 

Era una mujer que siempre había evitado discutir con nadie delante de terceras personas, que no estaba acostumbrada a que le chillasen, le hablasen con ironías o sarcasmos, al menos así se veía ella, aunque tal vez en esto también se equivocaba. Ella solía hablar muy bajito, eso si cuando ya la sacaban de sus casillas por algo que a ella le parecía injusto entonces en privado podía gritar lo que hiciera falta, pero nunca delante de nadie. Pero no era así, era ella la sarcástica cuando hablaba, la irónica, la que lo hacía quedar a él como un idiota. Los gritos de él, las salidas de tono, los malos modos... Eran imaginaciones suyas. 

Se sentía fuera de lugar, él siempre se lo había negado, quizás porque ella estaba loca y no veía la realidad, pero sentía que esa no era su casa y así se lo dejaron muy claro en cuanto puso los pies en ella, no podía invitar a sus amigos porque ya una vez que lo hizo la Señora de la casa y su nieta se preocuparon de hacerles saber lo que pensaban de ellos, con lo cual esa comida acabó con lágrimas, enfados, el que esas personas no quisieran volver y el que ella no quiera repetir la experiencia cometiendo otra vez el mismo error de invitar a nadie. No pudo dejar una cama a una persona que la necesitaba para dormir una noche y la tuvo que dejar en medio de la calle porque la Señora nunca lo habría aprobado, pero seguían diciéndole que quizás... Eran imaginaciones suyas. 


Él le decía que la quería, que era su vida, pero ella se sentía como la fiel criada que todo lo hace por unas cuantas de caricias como premio, pero debía ser que esto tampoco era así, que eran imaginaciones suyas. Trabajaba fuera de esa casa para poder tener algo de dinero con el que pagar los gastos. Dentro de la casa limpiaba, cocinaba, lavaba, planchaba... Él le ayudaba, pero no así la Señora a la que había que servir la comida, lavarle la ropa, plancharle, limpiarle la habitación y todo aquello que pudiera necesitar, ella se preguntaba como había llegado a ser la criada de una casa que no le pertenecía. Pero eran imaginaciones suyas, él la quería y ella le pagaba con estos sentimientos. Estaba loca.... Quizás... Eran imaginaciones suyas. Se estaba viendo envuelta en mil problemas que nunca había tenido, intentaba resolverlos como podía, lo apoyaba para que saliera de ellos. Pero eran imaginaciones suyas. 

Y ella se preguntaba mirando la pantalla con los ojos llenos de lágrimas... Si soy tan imperfecta, si todo son imaginaciones mías ¿Por qué no quiere él que me vaya? ¿Por qué obligarse y obligarme a vivir algo que no nos gusta a ninguno de los dos? ¿Por qué quiere convivir conmigo que le amargo la vida con mis ironías, mis sarcamos, mis mentiras.... ? Eso le había llegado al alma, el que él la llamase mentirosa precisamente a ella, pero debía ser verdad si así lo sentía él. Quizás... Eran imaginaciones suyas. 

Era evidente para ella que los dos eran personas muy diferentes, que nunca llegarían a entenderse bien en muchas facetas de su vida, él había vivido con gritos, peleas y haciendo participes a terceras personas de ello. Había vivido ocultándose de la realidad, del día a día, con una madre que pretendía manejar su vida, pero lo había sobrellevado no creyendo a la persona que tenía en esos momentos cerca y se lo quería hacer ver. 

Ella había vivido una vida donde los gritos no encajaban, las peleas aún menos. Nadie había sabido ni sabría nunca de sus peleas o discusiones, no contaba nada a nadie, eso lo dejaba en la intimidad, ni siquiera su madre supo jamás de sus sentimientos ya fueran alegres o tristes. Estaba acostumbrada a valerse por si misma lo mismo que el resto de su familia, nunca tuvo una madre a la que servir. Llevaba muchos años siendo independiente. Aunque quizás.... Eran imaginaciones suyas 

Todo su mundo estaba cayéndose a pedazos, ella intentaba recogerlos y volverlo a construir una y otra vez, callando, no contestando, aguantando, trabajando.... Pero los trozos volvían a caerse y ella volvía a intentar juntarlos... Cada vez era más difícil que encajasen... Aunque quizás... Eran imaginaciones suyas. 

Mª José 

01/03/2010.

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