Me encanta nuestro sistema sanitario, vamos la llamada Inseguridad Social, porque de segura, la mayoría de las veces tiene bien poco, una se levanta con fiebre, sin poder caminar, con el cuerpo hecho un asco, que te duele desde la uña del dedillo gordo hasta la última cana, piensas en tomarte un par de aspirinas pero al final decides llamar al ambulatorio para pedir hora, porque una es muy civilizada y no quiere colapsar las urgencias de los hospitales, una voz que anda entre el cabreo y la más pura indiferencia te dice que tienes hora dentro de dos semanas, tú le haces ver que estás enferma, que no quieres ir allí de picnic, pero ella (casi siempre es ella) te responde irritada que no tiene ningún hueco en la agenda de tu médico antes de esa fecha y te da un ultimátum: “Lo tomas o lo dejas para el próximo desgraciado que llame” La mandas a la mierda entre dientes y te vas al hospital, a urgencias, a la marabunta humana que no sé si son nuevos o es que los pusieron allí cuando inauguraron el hospital.
Llegas allí y aunque te mueras lo primero es pasar por el mostrador a dar tus datos, detrás está sentada otra señora que es hermana de la que te cogió el teléfono, al menos tiene la misma mala leche. Te mira con cara de pocos amigos, tú intentando mantenerte de pie, te apoyas en ese mostrador que tiene la roña acumulada de cientos de personas que como tú no se mantenían de pie, suerte tienes sino coges alguna infección allí. Por fin la María de turno acaba de meter tus datos en el ordenador, después de que hayan venido tres más a ayudarle a teclear tu nombre, porque ella no sabía bien como iba ese ordenador… ¡Coño, como todos, señora, como todos!... Te manda a sentar y tú no puedes discutir, te sientas entre dos abuelas, ya estás lista, la abuela que no tiene nada pero se aburre en casa aprovecha el dolorcillo en la cadera para pasar la tarde en el hospital, no te preocupes por el diagnóstico que ella te lo hará completamente gratis pues al final tiene ya más masters hecho que el jefe de cirugía cardiovascular.
Son fascinantes, con una sola mirada te han hecho una resonancia magnética, un encefalograma, el TAC y cualquier tipo de prueba, solo con mirarte y eso sin comparar. Te dicen con la sabiduría que da la ignorancia, eso que tu tienes se arreglaba comiendo mas fruta por que seguro que estás estreñida, que seguro que son anginas, que eso con dos aspirinas y un vaso de leche se te pasa y tu te preguntas para qué coño se estudian cinco años de carrera, un MIR de otros tantos años, estudios en el extranjero, simposium, conferencias y demás historias cuando tienen allí al Nóbel de medicina infrautilizado
Cuando por fin te llaman, unas seis horas después de haber llegado, te meten en un cubículo con una cortina que nunca cierra bien y te mandan desnudar, a estas alturas el pudor se ha ido a la mierda, te despelotas sin rechistar, solo quieres algo para el dolor y que te dejen en paz, pero no, eso no es así, una vez estás despelotada con la batita sin botones la enfermera se va y te deja sola, vas viendo pasar gente, aparatos, dos riéndose mientras se cuentan las peripecias del día y tú esperando, con unas ganas locas de irte y pensando en lo gilipollas que eres por haber acudido al hospital, total en tu cama con cuatro aspirinas y un vaso de leche a lo mejor…
Por fin tienes la suerte de que te examinen, pero tu sorpresa es mayúscula cuando entran diez personas todas apretujadas en el cubículo, con la cara llena de acné juvenil, sus batas blancas y sus todavía no desarrollados conocimientos en medicina, eso si, te examinan de arriba abajo y el más listo te pregunta: “¿Es posible que esté embarazada?” a lo que tú respondes que no, pero él insiste: “Es que si lo está no podemos hacerle radiografías” Tú vuelves a insistir en que no estás embarazada, pero el chaval es tozudo y te dice que te harán un análisis por si acaso lo estuvieras, a estas alturas tu paciencia se ha ido a dar una vuelta con tu educación y le gritas: “¿Cómo coño voy a estar embarazada si tengo la regla y hace seis meses que no follo???” Eso calla a todo el grupo, se hace un silencio absoluto y cuando por fin llega el médico de verdad todos los estudiantes se apartan como si hubiese llegado Dios, y no es para menos, una mala nota en el expediente y a tomar por culo toda tu carrera por los caprichos de un señor cuyo único mérito es haber nacido antes y haber sabido lamer bien los culos anteriores.
El veterano te mira y cuando empieza a decir la frase: “¿Está usted… ???? No acaba la pregunta cuando ve la cara de niña del exorcista con la que lo miras, te mira casi a distancia, te pone el palito en la boca y con voz autosuficiente te dice que tienes anginas, te manda aspirinas y para casa… O sea que te has pasado todo el día en urgencias para que te digan lo mismo que habías pensado tú y lo que te había mandado la vieja.
Mª José
22/01/2010
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