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lunes, 22 de septiembre de 2014

No os olvido y os quiero



Tantas veces me siento atada de pies y manos… Cuando leo los periódicos, cuando veo las noticias en la tele, cuando me llegan los emails de Amnistia con la documentación de algún caso de pena de muerte, lapidación o desidia médica; escucho o descubro de alguna manera, tantas injusticias alrededor, mi impotencia asoma…

Mi carácter es fuerte, eso dicen, aunque yo no lo creo así, y tengo que pensar que aunque quisiera y quiero no puedo hacer nada. No es cobardía, ni desidia, ni pasotismo, es simplemente una postura inevitable, que te hace sufrir por temas que incluso a veces ni te tocan de cerca…Pero lo peor llega cuando sí son temas cercanos, cuando son cosas importantes para nosotros y nos sentimos lejos para echar una mano. Entonces, y sólo entonces, cuando todo lo que estaba en nuestras manos está hecho, es válida la frase : ¡Me siento tan impotente…!

Y me siento impotente cuando tengo a dos personas cercanas y queridas durmiendo bajo la luz de las estrellas, mirando al cielo desde un banco cualquiera con los ojos vacíos ya de lágrimas y en la cara un rictus de amargura por las noches y los días pasados deambulando por la ciudad, sin un lugar donde asearse, comer o dormir… Y yo aquí, con las manos atadas por la falta de medios económicos, sin poder tenderles una mano, sin poder proporcionarles un techo, una cama, una ducha o simplemente compartir un café caliente con ellos.

Cuando me acuesto por las noches miro ese mismo cielo que ellos miran… desde una cama… No puedo evitar que lágrimas silenciosas rueden por mis mejillas, la vida es injusta, tan injusta… Me siento impotente, siento un dolor sordo en el pecho de rabia por no poder hacer absolutamente nada por ellos cuando ellos necesitan tan poco, pero ese poco para mi es en estos momentos un imposible… ¡Cuántas veces he dicho esa frase que ahora me parece estúpida: si me necesitas aquí estoy!!! Ahora que me necesitan, no estoy, no porque no quiera, porque no puedo… Pero no estoy… Y me pongo en su lugar y trato de pensar lo que ellos pensaran… Cuando te necesitamos no estás.

Daría lo que fuera por poder ir a verlos, pasar un ratito con ellos, hacerlos reír aún sin ganas, como tantas otras veces, compartir un café caliente y traerme la ropa para lavársela… ¡Es tan poquito!!!... Y ni siquiera para ese poquito me llega el dinero… Cuanto más lo pienso más inútil me siento, una cosa que se hace con tan poco dinero… ¡Cuantas veces habré gastado esos veinte euros en cosas completamente inútiles!!! ¡Cuantas veces los habré tirado en tonterías!... ¡Que poco valor le damos al dinero cuando lo tenemos y como lo añoramos cuando carecemos de él!!!

Mis sentimientos contra mi misma se mezclan, se remueven y me atormenta… No puedo hacer nada en estos momentos y sin embargo siento que no estoy haciendo nada, la rabia contra mi misma es infinita aunque lamentable consuelo es ese… Solo os puedo decir que aunque no lo parezca… No os olvido y os quiero

Mª José

24/09/2009

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