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miércoles, 4 de junio de 2014

DOÑA PURITANA LUSTRAME EL PELADO


Ha llegado toda azorada, casi sin respiración, no sé si ha venido andando, lo cual explicaría su estado o es que le ha pasado algo. Desde el día que fue a cenar con ese misterioso hombre, ni la había visto ni había podido hablar con ella. Espero que se siente y coja aire, porque sino ésta se me ahoga y no es cuestión de que se me muera en mi casa, eso iba a ser un problema. La miro atentamente y me doy cuenta de las ojeras que tiene. Como no dice nada y no sé como hacerlo yo, le digo:
- Hace buen día hoy ¿Verdad? –casi siempre resulta, hablas del tiempo y la gente se explaya contestándote, pero hoy me he equivocado con ella, solo dice.
- Si, como ayer.
- ¿Has venido andando? –a ver si hay suerte y habla.
- No, en coche. –el silencio es absoluto.
- ¿Quieres tomar algo? –realmente no es lo que quiero saber, quiero que me cuente con pelos y señales que pasó con el misterioso, pero ella no parece dispuesta a soltar prenda, así que Mª José, aquí hay que ir al grano, aunque des la impresión de que eres una cotilla, que no lo eres.
- Un café.
- Vale, mientras te lo voy haciendo empieza a contarme, sin olvidar un detalle, como te fue la otra noche con el “hombre misterioso”



Ya está, ya lo he soltado, sino reviento. El problema es que ella siempre habla, habla hasta por los codos, vamos que no hay que llevarla a Lourdes, pero hoy que yo quiero enterarme (y no soy cotilla) ella no dice ni pío.
- Fue bien –no dice nada más.
- ¿Sólo fue bien? ¿Qué quiere decir fue bien? –la leche!! Que no me dice nada más, a ver como se lo pregunto para que me cuente algo interesante!!! –Ya estás contándomelo todoooo… Empieza por el principio y no olvides ni un detalle!!!
- Bueno, pues vino a buscarme a mi casa, llegó puntual, me subí al coche, me puse el cinturón, puse el bolso en el asiento de atrás… -sonríe la muy puñetera porque sabe que no es eso lo que quiero oír- me preguntó donde tenía que dar la vuelta para salir de mi calle, le dije…
- Ehhh, doña Puritana, te vas a ir a hacer puñetas. Eso no es lo que quiero saber –ya está, ya he caído en la trampa, pero me da igual.
- Menos mal que tú no eres cotilla ¿A qué no? –lo dice ríendo, aunque en su cara hay una expresión extraña, a ésta le pasa algo y además esas ojeras… en eso pensaba cuando siguió hablando- verás, es que… te hice caso… me depilé, me puse mi mejor conjuntito negro de encaje, hasta con liguero (que sacrificio) mi mejor vestido, tacones de aguja… Iba monisimaaaa.
- ¿Y…? –algo pasó- venga canta -por Dios, ¿a qué me deja sin saber qué pasó?
- No me metas prisa, que sino no puedo pensar –su sonrisa se ha vuelto triste- fuimos a cenar, fue agradable, charlamos de mil cosas, nos reímos mucho, la comida fue perfecta. Me llevo a un sitio carisimooo

Y tú feliz, pensaba yo, mientras más caro, más feliz es doña Puritana, que no sepa qué es el “lenguado a la crema de tomate con cebollitas de la Isla de Pascua rebozadas con pistachos y crudités a la pastora”, eso no importa, tampoco importa que cuando se lo traigan no encuentre el lenguado, que está debajo de una cebolleta de Murcia y que el trozo de zanahoria en vinagre le dé repelús, porque las “crudites” es algo que odia y la pastora debe ser la cocinera que prepara el plato. Ya ha acabado la disertación que ha hecho sobre la cena y yo sin hacerle caso hasta que la oigo decir:
- ¿Me estás escuchando?
- Que si mujer… Ya he oído las maravillas del restaurante… ¿Eso fue todo? –porque si eso fue todo y me ha tenido con esta intriga, yo la mato.
- No, no fue todo… Después… Después… -está roja como un tomate- después fuimos a su casa y aunque en principio no quería, ya sabes que no me acuesto con nadie, pero él me gustaba, había bebido un poquito y pensé ¿por qué no?
- ¿Y…? –vamos espabilate y habla, que voy a tener que ir por el sacacorchos, a ver si así te lo saco, ¿a qué me quedo sin enterarme?
- Pues que… todo iba bien, estábamos en la cama, desnudos y acariciandonos, todo bien… 



Hasta que él me dijo: “lustrame el pelado” y yo me puse a acariciarle la calva… Le dije que tenía gustos muy raros… ¿De qué coño te ríes así? Ehhhh??? Yo lo pasé muy mal, porque venga a sobarle la calva y él diciéndome “lustrame el pelado” “lustrame el pelado”… Coñooo si le estaba sacando brillo yaaaa… Me levanté, me vestí a toda prisa y me fui corriendo… ¡Deja de reírteeee!!! Él detrás mío gritándome que esperara, pero yo Salí disparada, seguro que es un sádico o algo así. Ha estado llamándome por teléfono estos dos días y no se lo he cogido… Si no puedo ni dormir, pensando lo que me podría haber pasado… Si tú sigue riéndote, claro a ti nunca te ha tocado nadie tan raro!!!!
- Es que… Es que… Dios mío… Le acariciabas la calva… -No puedo creerlo, no puedo… me va a dar algo, tengo que calmarme para hablarle, pero me da la risa cada vez que la miro- Escucha, ese tío era argentino ¿A qué si?
- Si… ¿Me vas a decir que todos son así de raros?
- Síííííí… Bueno no… Quiero decir que en Argentina se dice “lustrame el pelado” cuando quieren decir que les hagas una mamada… - se ríe conmigo y entre carcajadas me contesta.
- Coñoooo, que lo hubiese dicho!!! Y yo dale que te pego a la calva, lustrada se la deje… Vamos con un brillo…

Mª José


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