Not seeing a Scroll to Top Button? Go to our FAQ page for more info.

Translate

martes, 23 de septiembre de 2014

Carta abierta a la muerte




Desde hace relativamente pocos años estoy saboreando tu presencia te has llevado de mi lado a algunos familiares muy queridos para mi... Incluso has estado a punto de abrazarme porque así lo decidí yo, pero no quisiste mi presencia.

La gente te teme, pero yo he tenido siempre una devoción especial por ti. Te admiro, pero a la vez te tengo miedo, un miedo a que me abraces pronto, un miedo a dejar de existir. Este miedo me ha hecho buscarte, comprenderte, temerte, amarte.

Supongo, estimada muerte que te acuerdas de mi, te busque y ahora te temo, no por mi, si no por la persona que quieres que te acompañe... ¿Quién te otorga el derecho a ser tú quien decidas a quien te llevas de este mundo? En la noche oscura de mi alma, quiero comprenderte, pero no obtengo respuestas.

Me gustaría poderte ver sin darte mi ser, quiero vivir muchos años en este mundo, pero dame la oportunidad de dialogar contigo, dame la oportunidad de demostrarte que te llevas a personas que no quieren acompañarte.



Estimada muerte, dicen que eres nuestra mejor amiga, pues que por muchos años que pasen,siempre te acuerdas de nosotros y acudes a abrazarnos, como una madre abraza a su hijo. Se que te sientes sola, triste de que nadie te comprenda, pero aquí tienes una amiga, una amante... Pero deja que viva entre los vivos.

Hasta el día que te conozca, hasta el día que bese tus labios, el día en que deje de existir para los vivos, el día en que lágrimas humedezcan mi tumba, siempre te intentaré comprender. Pero no te olvides que lucharé por evitar tu abrazo aunque me hubiera cambiado gustosamente por otras personas que te has llevado.

“La vida solo son unas vacaciones que nos da la muerte” (Eso dijo Jaime Peña y cuanta razón tenía)

Cada día pienso en ti, y no poco, por cierto. A veces es poner el pie en el suelo al despertar y ya te tengo frente a mí. Aunque bien es cierto que hace tiempo, dejé de lado algunos temores e incluso he llegado a desear tu visita en muchas ocasiones. Hoy cuando pienso en ti me invade cierto temor porque sé que rondas mi vida aunque no para llevarme a mi, si no para que te acompañe alguien a quien quiero. Me estás enseñando que vivir y morir no son cosas tan distintas, porque tú con tu cortejo me estás matando un poquito cada día.




Me anticipo a tu venida. Las palabras, como las uñas, duran algo más que los últimos aletazos del corazón. Con tu visita nuevamente el dolor se me desparramará por todas partes y nunca terminaré de ordenarlo. Como ves, lo de fuerte sólo me viene en apariencia. Adentro me habita un corazón adolescente, que se destiñe con facilidad. En la tierra somos un aparato frágil y hemos forjado el ingenio para hacernos más o menos fuertes a través de esa fragilidad, no a expensas de ella. Pero allá arriba es otra cosa. ¿Te sorprende lo que digo? No, no es fatalismo. Es la realidad, o lo que es igual, el juego de la realidad. La única verdad sobre esta tierra que uno pisa y tropieza es el oleaje, y todo lo que he escrito no es más que un canto a ese oleaje que nos aloja.


Escribo esto porque hacerlo es gritar a cuatro vientos lo que me rebela. ¿Te extraña lo que digo? No, claro que no. Si vas a venir a buscarla, es porque por tu triste oficio no te permite hacer otra cosa.
Que lamentable para ti será simple rutina. Sin epopeya alguna. Sin ningún sentido de misión. Ella en cambio, lo habrá dado todo: habrá vivido no todo lo que debía vivir, y te la llevaras, antes de tiempo, antes de dejarla disfrutar de sus arrugas, del cálido sol en un banco de un parque cualquiera en su vejez, no la dejarás disfrutar de las risas infantiles de unos nietos, ni de la mano llena de arrugas y de amor de su marido... No, nada de todo esto le vas a permitir tener... Pero ella habrá vivido y tú, en cambio, tienes que pasarse la vida entre sombras, entre personas que te temen, sin poder escapar a su triste destino. Siguiendo siempre una metódica rutina. Nunca has tenido y jamás tendrás poesía... porque la poesía te está vedada, porque eres lúgubre, sin color ni melodía... ¡Pero cuanto daño nos haces cuando te haces presente en nuestras vidas!

Mª José
22/11/2009









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios me ayudarán a ecribir mejor cada día, todos los comentarios son constructivos.