Hace ya un mes, un mes!!! Un mes desde
que el cáncer te ganó la dura batalla que habías mantenido con
él. intensamente no verte
sufrir más. Los últimos días agudizada la enfermedad y el grave
deterioro que conllevaba, te fuiste apagando, te fuiste ausentando y
cada día que pasaba era un anuncio de tu inminente muerte.
Presenciar tu agonía era morir junto a ti, el día antes de morir
tuviste unos momentos lucidos, apenas un par de minutos, fue tu
última sonrisa cuando viste sentada en tu cama, a tu lado a Esther,
quizás ella presentía el poco tiempo que te quedaba ya que se
empeñó en ir a verte aquel día, se negaba a dejarlo para más
adelante.
Aquella
noche estaba sentada a tu lado mirándote, allí estabas tú con
aquella respiración fatigosa, pero estabas allí y en un segundo ya
no estabas, ¡no estabas!!! con todo lo que significan esas dos
palabras! ¡No sabes la cantidad de emociones diferentes por las que
he pasado en estos últimos treinta días! ¡No sabes la cantidad de
variantes que tiene el dolor cuando pienso en ti!
Recuerdo,
en estos momentos, muchas cosas de ti, lo último que se me viene a
la cabeza es tu cuerpito retorcido en la cama, tratando de respirar
con desesperación, tus gritos de enfado, tus lamentos, tu rabia...
Tu imposibilidad de hablar; tus ojos perdidos tratando de ver.
¿Pudiste escucharme decirte cuanto te quería? ¿Habrás entendido
que podías irte en paz?. ¡Cuánto me dolió tu dolor!,¡cuánta
angustia sentía que sentías!. Eras tan luchadora, te aferrabas
tanto a la vida y te fuiste tan mal, no sé cuantos se van bien de
este mundo pero la tuya fue una cruel partida.
Y
a pesar de recordar tantas cosas soy incapaz de recordar tu rostro,
lo intento, lo intento desesperadamente y solo consigo recordar tu
cara en el momento en que dejaste de respirar, cuando eso ocurre me
encojo en la cama, aprieto los ojos con fuerza tratando de borrar esa
imagen que tanto duele de mi mente, pero es inútil gruesas lágrimas
se resbalan de mis ojos en esos momentos, sé que no volverás, lo se
de sobra, pero el dolor es intenso por tu perdida, por tu muerte.
Esperaba
poder darte mi último adiós el día que te enterrásemos, pero me
ha sido negada esa posibilidad por razones que no alcanzo a
comprender, que no imagino... No me dijeron nada el día que te
enterraron, avisaron a todo el mundo menos a mi y a Esther. No puedes
imaginar lo que he llegado a sentir, si el dolor de tu muerte fue
intenso, este se me ha clavado cual estaca se le clava a los vampiros
en el corazón, sin posibilidad de arrancarla.
Todo
ser humano -héroe o villano, decente o criminal- tiene derecho al
duelo por parte de aquellos que lo amaron en vida. Y ese duelo exige
poder enterrar dignamente los restos del difunto, para poder enterrar
psicológicamente a un muerto, es indispensable aceptar su
desaparición física como definitiva. Los rituales funerarios
proporcionan la oportunidad de rendir el último homenaje a un ser
querido, pero no he podido hacerlo, no te he podido despedir como
merecías y realmente me he quedado como incompleta, siento que falta
algo, que no sé exactamente lo que siento, tan solo sé que siento
que me han robado algo, que tenía derecho a estar presente en esos
momentos.
Mi
último homenaje y el de Esther es el recordarte con todo nuestro
cariño, volver a escuchar la canción que pusimos para despedirte y
llorar abrazadas por el recuerdo de tu presencia que ahora es
ausencia, allí donde estés, seguro que nos miras con una cálida
sonrisa y sabes que no estar presentes no ha sido una decisión
voluntaria, sino impuesta sin motivo alguno a no ser la satisfacción
de hacer un daño irreparable.
Descansa
en paz, nosotras seguiremos recordándote.
Mª
José
01/05/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios me ayudarán a ecribir mejor cada día, todos los comentarios son constructivos.