Me
acuesto sabiendo que la noche será larga, muy larga… Abro el
libro y me pongo a leer, eso llevo haciéndolo toda mi vida, es la
mejor manera de conciliar el sueño, siempre tengo dos o tres libros
en la mesita de noche, alguno aburrido para cuando no tengo sueño,
así sé que me dormiré… y me duermo, cuando empiezo a no saber
bien lo que estoy leyendo apago la luz y duermo…Bendito sueño
que me abstrae de este mundo en el que me ha tocado vivir, que me
saca del dolor y el vació que hay en mi alma.
Dos
de la madrugada, me despierto y miro el reloj, no puede ser, solo
hace una hora que me dormí, intento conciliar de nuevo el sueño,
pero no puedo, vuelvo a leer otro rato y vuelvo a dejarme llevar por
los brazos ansiados de Morfeo.
Vuelvo a abrir los ojos, con la
sensación de estar saciada de dormir, pero enciendo la luz porque
afuera aún está oscuro, las cuatro… Otra noche en vela,
ahora sé positivamente que ya no volveré a dormirme…
Quiero
desconectar, desconectar de esas cosas que me hacen tanto daño, no
quiero pensar, no quiero revivir situaciones ni frases que me duelen,
no quiero pensar… Solo quiero dormir… Dormir…No
pensar…Dormir. Evadirme de mi realidad… Dormir… No llorar más… Dormir…No seguir
sufriendo…Dormir…No añorar unos brazos que me
protejan…Dormir… No echar de menos unos labios…
Lo
intento, lo intento de todas maneras, con mis viejos trucos que eran
infalibles en el pasado: La tele, un vaso de leche caliente, una
tila…No hay resultados…Con mis nuevos trucos:
Pastillas, más pastillas, escribir. No hay resultados, ese
sueño que espero para que me libere de mi dolor unas horas no
llega… La
única forma de evitar el insomnio es no tener preguntas pendientes
de respuesta. Ese es el verdadero, único e infalible truco, pero ese
es el único que no tengo en mis manos.
MªJosé
20/05/2014
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