Pasan los años y las estaciones inexorablemente. Atrás dejamos las sendas que nos trajeron alegrías y llantos, pequeños altos en un camino que, aunque duro, todos deseamos vaya para largo. Pero ahora, parece que hemos cambiado el paso y que otros comienzan a adelantarnos al grito de que nos vamos haciendo viejos.
Admitimos, aunque con regañadientes, que nuestra zancada no sea tan joven e intentando ganar el ritmo perdido echamos mano de nuestras experiencias de la larga caminata que hasta aquí nos ha llevado.
Definitivamente, nos vamos haciendo mayores ¿Y qué? Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado, como decía Quevedo
Naciste en unos años donde todavía se vivía con una dictadura en este país, fuiste creciendo y viviste cuando murió ese cansino dictador que quería hacerse eterno, que pretendía ser Dios de los españoles, cuando, la verdad, eran pocos los que le oraban, has vivido cientos de hechos históricos, de los cuales algunos recordarás y otros no, pero los has vivido.
Aprendiste a programar el video antes que nadie, después de haber pasado una infancia viendo sólo TVE1 y a ciertas horas el UHF y te emocionaste cuando al fin sacaron el color y otras cadenas. Viviste la muerte de los discos, la agonía de los cassetes y ahora gravas tu música en CDs.
En la tele, conociste a Heidi, He-Man, La abeja Maya, los Pitufos, Mazinguer z y creíste en un Barrio Sésamo viendo a Espinete, Don Pimpón y Chema, el panadero farlopero. Tuviste que tragar "bodrios" como: Melrose place o Sensación de vivir, y más adelante, A las 11 en casa y Compañeros (¿te gustaron en su momento? vuélvelas a ver, verás que chasco).Quién diría entonces que años más tarde, con España integrada en la UE, aquella niña morena habría de enseñarnos sus vergüenzas (Ruth Gabriel). Recuerdas a Enrique del Pozo cantando con Ana (abuelito dime tu…) Al incomparable "Planeador abajo" de Mazinger Z, los de Ulises 31 y Comando G (que nunca acabó de gustar a nadie) y creíste un mundo feliz lleno de globos y chiripitiflautico donde la Bruja Avería tenía la culpa de todo.
Las series como El Santo, Dallas, los Intocables, Bonanza… a ella te engancharon y te dio rabia cuando atraparon al Fugitivo y dieron por terminada Curro Jiménez, Uve y el Coche Fantástico…….. Lloraste, como el lobo, la muerte del Amigo Félix, la de Chanquete, con la puta madre de Marco que no aparecía y con las putadas de la Señorita Rottenmayer. Quisiste imitar al aventurero Miguel de la Cuadra Salcedo, como media España…… Ah……..En esos tiempos España sólo había una!!!! Ahora no sabemos cuántas hay realmente.
Alguna vez te obligaron a tomar kina Santa Catalina, aceite de ricino o aquellas pastillas contra la diarrea, has vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; tu primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y heredabas la ropa de hermanos, primos o vecinos…….. Entrabas al colegio cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso, aún se estudiaba BUP y COU………. Sí te hubieran dicho que estudiarías algo llamado ESO te hubieses reído en la cara de semejante majadero……… ¿Cómo se puede llamar a un plan de estudios “ESO”?
Cuando alguien menciona a Santana, Gento, Ángel Nieto, Paquito Fernández Ochoa, Hugo Sánchez, de Biriukov, Del Corral, Corbalán, Romay o Pedro Carrasco, tú sabes quienes son……. ¿Sabrán los que nos han seguido después quienes son? Probablemente no, en los juegos de la Play no están.
Viviste el nacimiento del ordenador y pensaste que tener uno en casa era cosa de una peli de ciencia ficción serie B que tanto te gustaban. Ahora los manejas sin el menor problema. Han cambiado algo las cosas desde que escribías en una maquina Olivetti……..
En tu infancia y adolescencia, en la escuela e instituto, todos teníamos motes, nos gastábamos putadas, y nos mofábamos los unos de los otros... y no éramos acosadores escolares, ni existía el bulling (se escribe así
, ni se suicidaban los niños.
Eran travesuras, e incluso gamberradas, pero era aceptado por todos, hoy te tocaba a ti, mañana le tocaba a otro. Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso nos soltaban un guantazo o un zapatillazo y te callabas. Aunque los más listos tenían su estrategia para no recibirlos, algunos hasta se encerraban en el baño a esperar que la tormenta pasara, los más tontos esperábamos el zapatillazo con cara resignada.
Teníamos las manos vacías, sin mandos a distancia ni móviles, sin videoconsolas ni tanto aparato electrónico. Pero nuestra mente rebosaba imaginación, era la máquina por excelencia, inventaba todo tipo de juegos, gamberradas inocentes y sueños que no sabíamos ni tan siquiera encaminar.
Apreciábamos la verdadera amistad y la defendíamos a lomos de un caballo imaginario que corría tanto como nuestras piernas, siempre heridas y llenas de cicatrices. La calle era nuestra aliada, nuestro segundo hogar, el campo de batalla o de fútbol, o el escenario de nuestras películas de vaqueros o el asfaltado entramado de calles para ser policías y perseguir ladrones, jugabas a las canicas, la peonza, el churro o la comba; en la plaza, en el futbolín o en los billares. Ahí escondidos nos fumamos nuestros primeros cigarros, esos que aún hoy nos acompañan y nos están matando.
Pero hoy aún estamos vivos y no teníamos tantas infecciones, ni se inventaban enfermedades nuevas todos los años, si acaso, cada década. Las heridas de las rodillas, algunas profundas, las curábamos con mucho alcohol y el soplo de aire cálido de los pulmones de nuestras madres y envueltos en mercromina, eso sí de la roja……………. ¡Que no había tantas urgencias ni tantas visitas médicas!.. Solo jugabas, jugabas todo el día. Como yo, como todos. Pero éramos niños felices, con padres más relajados que no ponían el grito en el cielo con cualquier caída,
Merendábamos bocadillos de imperial (era un embutido como el salchichón de color más rojizo y sin duda más barato), de mortadela, de tortilla, pan y aceite con sal o azúcar (terminabas pringoso hasta los pies, pero reconozco que me gustaba mucho), pan con mantequilla y azúcar (lo de mantequilla es un decir, era sucedáneo) o, simplemente, pan y chocolate. El pan y chocolate significaba la merienda más corriente en aquellos años y los chavales nos teníamos que aplicar hasta convertirnos en verdaderos malabaristas. Jugar con un bocadillo en la mano era difícil, hacerlo con las dos manos ocupadas por el pan y chocolate, de circo. Pero lo conseguíamos y si no, no importaba, uno de los dos ingredientes, o los dos, quedaban encima de un banco o en el mismo suelo al lado de las chapas o de la portería de fútbol..
Y nos tragábamos en las largas siestas de verano, los seriales radiofónicos que nuestras madres escuchaban, vertiendo verdaderas lágrimas en su tarea de fregar miles y miles de platos, porque éramos muchos de familia y no había lavavajillas. Al igual que no había muchas otras cosas que ahora nos parecen imprescindibles y vivíamos tan felices sin ellas.
Creciste en los años que cayó el muro de Berlín, la Guerra de los seis días, la de Vietnam, Bosnia…… Todas inútiles………El progreso tecnológico ha crecido a tu compás, ahora tienes ordenador, mp4, móvil, cámaras digitales…….. Y una larga lista de cosas……
Pero siempre éramos felices o bueno, quien sabe, quizá no, quizá solo conocíamos nuestra vida sin intuir algo mejor o peor según se mire. Hoy miro a alrededor…….. A los niños, a los jóvenes………Y pienso: ¿Serán ellos felices como yo lo fui? Mucho me temo que no es así, no hay más que mirar sus aburridas y tediosas caras pegadas a la videoconsola, con sus dedos haciendo peripecias en las teclas del ordenador o del móvil. Me da lástima, ¡cuántas buenas cosas se están perdiendo, con qué rapidez se están haciendo adultos...!
Definitivamente, nos vamos haciendo mayores ¿Y qué? Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado, como decía Quevedo
Naciste en unos años donde todavía se vivía con una dictadura en este país, fuiste creciendo y viviste cuando murió ese cansino dictador que quería hacerse eterno, que pretendía ser Dios de los españoles, cuando, la verdad, eran pocos los que le oraban, has vivido cientos de hechos históricos, de los cuales algunos recordarás y otros no, pero los has vivido.
Aprendiste a programar el video antes que nadie, después de haber pasado una infancia viendo sólo TVE1 y a ciertas horas el UHF y te emocionaste cuando al fin sacaron el color y otras cadenas. Viviste la muerte de los discos, la agonía de los cassetes y ahora gravas tu música en CDs.
En la tele, conociste a Heidi, He-Man, La abeja Maya, los Pitufos, Mazinguer z y creíste en un Barrio Sésamo viendo a Espinete, Don Pimpón y Chema, el panadero farlopero. Tuviste que tragar "bodrios" como: Melrose place o Sensación de vivir, y más adelante, A las 11 en casa y Compañeros (¿te gustaron en su momento? vuélvelas a ver, verás que chasco).Quién diría entonces que años más tarde, con España integrada en la UE, aquella niña morena habría de enseñarnos sus vergüenzas (Ruth Gabriel). Recuerdas a Enrique del Pozo cantando con Ana (abuelito dime tu…) Al incomparable "Planeador abajo" de Mazinger Z, los de Ulises 31 y Comando G (que nunca acabó de gustar a nadie) y creíste un mundo feliz lleno de globos y chiripitiflautico donde la Bruja Avería tenía la culpa de todo.
Las series como El Santo, Dallas, los Intocables, Bonanza… a ella te engancharon y te dio rabia cuando atraparon al Fugitivo y dieron por terminada Curro Jiménez, Uve y el Coche Fantástico…….. Lloraste, como el lobo, la muerte del Amigo Félix, la de Chanquete, con la puta madre de Marco que no aparecía y con las putadas de la Señorita Rottenmayer. Quisiste imitar al aventurero Miguel de la Cuadra Salcedo, como media España…… Ah……..En esos tiempos España sólo había una!!!! Ahora no sabemos cuántas hay realmente.
Alguna vez te obligaron a tomar kina Santa Catalina, aceite de ricino o aquellas pastillas contra la diarrea, has vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; tu primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y heredabas la ropa de hermanos, primos o vecinos…….. Entrabas al colegio cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso, aún se estudiaba BUP y COU………. Sí te hubieran dicho que estudiarías algo llamado ESO te hubieses reído en la cara de semejante majadero……… ¿Cómo se puede llamar a un plan de estudios “ESO”?
Cuando alguien menciona a Santana, Gento, Ángel Nieto, Paquito Fernández Ochoa, Hugo Sánchez, de Biriukov, Del Corral, Corbalán, Romay o Pedro Carrasco, tú sabes quienes son……. ¿Sabrán los que nos han seguido después quienes son? Probablemente no, en los juegos de la Play no están.
Viviste el nacimiento del ordenador y pensaste que tener uno en casa era cosa de una peli de ciencia ficción serie B que tanto te gustaban. Ahora los manejas sin el menor problema. Han cambiado algo las cosas desde que escribías en una maquina Olivetti……..
En tu infancia y adolescencia, en la escuela e instituto, todos teníamos motes, nos gastábamos putadas, y nos mofábamos los unos de los otros... y no éramos acosadores escolares, ni existía el bulling (se escribe así

Eran travesuras, e incluso gamberradas, pero era aceptado por todos, hoy te tocaba a ti, mañana le tocaba a otro. Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible, si acaso nos soltaban un guantazo o un zapatillazo y te callabas. Aunque los más listos tenían su estrategia para no recibirlos, algunos hasta se encerraban en el baño a esperar que la tormenta pasara, los más tontos esperábamos el zapatillazo con cara resignada.
Teníamos las manos vacías, sin mandos a distancia ni móviles, sin videoconsolas ni tanto aparato electrónico. Pero nuestra mente rebosaba imaginación, era la máquina por excelencia, inventaba todo tipo de juegos, gamberradas inocentes y sueños que no sabíamos ni tan siquiera encaminar.
Apreciábamos la verdadera amistad y la defendíamos a lomos de un caballo imaginario que corría tanto como nuestras piernas, siempre heridas y llenas de cicatrices. La calle era nuestra aliada, nuestro segundo hogar, el campo de batalla o de fútbol, o el escenario de nuestras películas de vaqueros o el asfaltado entramado de calles para ser policías y perseguir ladrones, jugabas a las canicas, la peonza, el churro o la comba; en la plaza, en el futbolín o en los billares. Ahí escondidos nos fumamos nuestros primeros cigarros, esos que aún hoy nos acompañan y nos están matando.
Pero hoy aún estamos vivos y no teníamos tantas infecciones, ni se inventaban enfermedades nuevas todos los años, si acaso, cada década. Las heridas de las rodillas, algunas profundas, las curábamos con mucho alcohol y el soplo de aire cálido de los pulmones de nuestras madres y envueltos en mercromina, eso sí de la roja……………. ¡Que no había tantas urgencias ni tantas visitas médicas!.. Solo jugabas, jugabas todo el día. Como yo, como todos. Pero éramos niños felices, con padres más relajados que no ponían el grito en el cielo con cualquier caída,
Merendábamos bocadillos de imperial (era un embutido como el salchichón de color más rojizo y sin duda más barato), de mortadela, de tortilla, pan y aceite con sal o azúcar (terminabas pringoso hasta los pies, pero reconozco que me gustaba mucho), pan con mantequilla y azúcar (lo de mantequilla es un decir, era sucedáneo) o, simplemente, pan y chocolate. El pan y chocolate significaba la merienda más corriente en aquellos años y los chavales nos teníamos que aplicar hasta convertirnos en verdaderos malabaristas. Jugar con un bocadillo en la mano era difícil, hacerlo con las dos manos ocupadas por el pan y chocolate, de circo. Pero lo conseguíamos y si no, no importaba, uno de los dos ingredientes, o los dos, quedaban encima de un banco o en el mismo suelo al lado de las chapas o de la portería de fútbol..
Y nos tragábamos en las largas siestas de verano, los seriales radiofónicos que nuestras madres escuchaban, vertiendo verdaderas lágrimas en su tarea de fregar miles y miles de platos, porque éramos muchos de familia y no había lavavajillas. Al igual que no había muchas otras cosas que ahora nos parecen imprescindibles y vivíamos tan felices sin ellas.
Creciste en los años que cayó el muro de Berlín, la Guerra de los seis días, la de Vietnam, Bosnia…… Todas inútiles………El progreso tecnológico ha crecido a tu compás, ahora tienes ordenador, mp4, móvil, cámaras digitales…….. Y una larga lista de cosas……
Pero siempre éramos felices o bueno, quien sabe, quizá no, quizá solo conocíamos nuestra vida sin intuir algo mejor o peor según se mire. Hoy miro a alrededor…….. A los niños, a los jóvenes………Y pienso: ¿Serán ellos felices como yo lo fui? Mucho me temo que no es así, no hay más que mirar sus aburridas y tediosas caras pegadas a la videoconsola, con sus dedos haciendo peripecias en las teclas del ordenador o del móvil. Me da lástima, ¡cuántas buenas cosas se están perdiendo, con qué rapidez se están haciendo adultos...!
18/11/2011
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