Se siente impotente y poco
a poco va percibiendo como su rendición ante la vida se va
aproximando peligrosamente. El psiquiatra, al que sin duda acudirá y
las píldoras para dormir, las pastillas que deberían frenar su
ansiedad... ¿De qué le va a servir tanto hipotético remedio si
aquello que pretende adormecer sigue empeñado en despertar? Podrá
seguir distrayendo sus impulsos soñadores, apaciguando sus
ilusiones, pero, ¿Cuánto tiempo podrá resistir? Su vida se le
aparece como un oscuro callejón sin salida. En su valoración de sus
posesiones se repite una y otra vez que le falta todo. Le falta lo
que más quiere, lo que la empujaba a luchar día tras día. La
persona que le daba el aliento, la esperanza y la ilusión de que no
era una más, quién la hizo sentirse única, amada…….
Hoy
se siente especialmente aturdida. Levantarse de la cama le cuesta un
gran trabajo, seguramente consecuencia de su cansada mente, su
dolorido corazón y de tantos días sin apenas alimento, pero no
importa, nada importa… Siente ganas de meditar y se siente
empujada a hacer algo en ella muy común. Quiere escribir.
Siente
que debe abrir ya la puerta de sus sentimientos y escribir. Tiene que
sacar todo lo que lleva adentro y escribir. Dejara que las palabras
broten y no se va a preocupar ni de las faltas, ni de la estética de
aquello que resulte, porque esta convencida de que si consigue usar
la tinta de sus verdaderas emociones, las letras se unirán con los
acordes de su esencia y solo podrán componer la música de sus
sentimientos, podrá gritar su dolor y desespero.
Recuerdos
que vienen a su mente, palabras que le fueron dichas en un pasado no
muy lejano, apenas unos días atrás; ¿Te he dicho que te quiero?
¿No? Pues te quiero… Su dulzura, su fuerza interior, sus
sueños y sus ansias de amar y ser amada, su inseguridad y su
inocencia, su particular sensibilidad... Todo se entremezcla en su
mente, la seguridad que se había anidado en ella ha desaparecido, el
pensar: “Soy especial y ello me hace hermosa, muy hermosa... Mis
cabellos, mi piel, mi rostro, mi espalda... todo mi cuerpo, incluidas
aquellas imperfecciones que me obligaron a detestar, todo es una
prolongación de esa encantadora persona que hay en mí” Todo esto
se ha evaporado, ha dejado de existir y ella siente que se ha
engañado a si misma, que jamás ha sido esa persona que creyó ser,
que ha sido vanidosa y estúpida creyéndose una mujer especial.
Hoy
sus cabellos ha perdido el brillo que creyó ver en ellos hace pocos
días, su cara es un reflejo de millones de lágrimas derramadas, sus
ojos se han apagado, se han quedado sin vida, se siente el ser más
despreciable de la tierra, no sabe porque exactamente, pero ha
perdido la batalla sin haber jugado la guerra, ya no es encantadora,
ya no es preciosa……. Tal vez nunca lo fue.
En
su corazón se va apropiando la sensación del “ya no puedo más”
sabe que esa es una vía sin retorno, Debe aceptarlo sin miedo, su
voz no volverá a ser escuchada, quiere ceder a esa sensación que le
pide a gritos que descanse, que abandone… Pero aún no puede
hacerlo, quiere luchar un día más, intentara lo imposible;
coordinar su paso con el extraordinario ritmo que marcan dos
corazones cuando logran unir sus latidos, luchara, con uñas y
dientes, luchara…. Pondrá de su parte todo lo que tiene, son pocas
armas para esa batalla, solo a si misma… Si lo consigue habrá
valido la pena. Si fracasa tendrá que rendirse, pero nadie después
de que se haya ido podrá decir que no lo intentó
MªJosé
04/10/2014
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