Doña Puritana y las cajas de condones

No puedo elegir entre uno u otro, los dos han sido y son amigos desde hace mucho tiempo, a Manolo le tengo muchísimo cariño, pero mi doña... Mi doña es única, tan inocente en algunas cosas y tan rematadamente puñetera en otras, esa mezcla es difícil de encontrar.
Hoy me he reído con ella y a costa de ella. ¿Por qué no reconocerlo? La situación no era para menos.
- Ya sé porque “mi Manolo” no quiere pagarme lo que le pido -¿Por qué será doña Puritana? ¿Quizás por qué tú pides imposibles? Lo pienso, pero espero a que me lo diga ella, sino me tiene dos horas en el teléfono, que la última vez ya tenía la mano dormida y la oreja roja- ¡Se está gastando todo el dinero en condones!
- Primero: ya no es “tu Manolo”... Segundo: ¿a ti qué te importa en qué se gasta el dinero?... y tercero: ¿Eso te lo ha dicho él o lo has descubierto tú solita? –soy consciente de que ha sonado muy borde, pero me saca de quicio algunas veces.
- No hace falta que seas tan borde, por Dios ¡No sé cómo te aguanto! –Eso mismo pienso yo de ella y aquí estoy; intentando respirar hondo y morderme la lengua- Lo he descubierto mirando la guantera de su coche...
- ¿Qué has hecho quééééééé???
- A mi no me grites que te cuelgo... –encima me amenaza, lo que hay que oír- Es que miré por casualidad... –ya por casualidad, eso no se lo cree ni ella- y allí estaban... –qué cosas, allí estaban dice la jodida, eso te pasa por cotilla, ella sigue hablando mientras yo pienso todo esto- ¡Una caja!! Como lo oyes, una caja... Lo que no sé si estaba entera... porque tenía cuatro, dos y dos... ¿Vienen en una sola tira o en dos?
- ¿Me lo preguntas a mí? –no puedo dar crédito a lo que oigo, aunque ya hace rato que sonrío- ¡y yo qué sé!!! Hace años que yo no compro esas “cosas”. Lo que recuerdo de haberlo leído en algún sitio, que entonces yo era muy joven para usar esas cosas!! Es que a principios de los años 70 llegaron a las farmacias españolas, una de las marcas de preservativos más famosas del mercado: Lord’s Leal. En 1974 llegan a ser los más conocidos y los más vendidos. La caja llevaba tres unidades y costaban unas 25 pesetas. 

Me la imagino rebuscando en la guantera y un gritito cuando vio la caja: “Uixxx, condonesss” primero sorprendida, después indignada, faltaría más. No hace ni puñetero caso a mi comentario anterior y sigue diciendo:
- Cuando vi a Manolo se lo dije, porque claro a ver que se ha creído, que a mi no me engaña... Mira tú que pronto se ha olvidado de mi y anda por ahí con alguna pelandrusca... –habla atropelladamente, sin control y con un tono de mujer despechada... pero si están casi divorciados!!! Ella sigue con la ametralladora puesta, sin darme opción a decir nada- Que mucho Purita por aquí, Purita por allá, que si no puede pagarme más de pensión, que si no sé qué... Pero mira tú para condones si que tiene!!! ¡A saber cuantos ha gastado ya!!!
- Ehhh, bebe agua y cállate un momento, que no me dejas hablar coño... Que cuando coges carrerilla no hay quién te calle... –por fin, por fin hay un poco de silencio al otro lado del teléfono- Tienes que asumir que es un hombre libre y por tanto se puede acostar con todas las que quiera (o pueda)... A ti no te importa con cuántas lo haya hecho o con cuantas lo haga... Además tu deberías comprarte una cajita, por si acaso... Ah, otra cosa, la pensión que pides es imposible que te la pague, aunque en vez de condones se ponga papel de palta!!!
- Hoy estás imposible... seguro que te tiene que bajar la regla –lo odio, odio que me digan eso y ella lo sabe- Si no es eso, será que necesitas que usen algún condón contigo -¿Serááááááá? No me da tiempo a contestarle, me ha colgado y yo me pregunto: ¿Cuántos condones traerá una caja?... ¿Vienen en tiras de dos o de cuatro? Se lo tendré que preguntar a Manolo que es quien los usa, pero con la duda no me quedo.

Mª José